La cultura actual privilegia enormemente la juventud. Casi cualquier publicidad que encuentres, la cual por cierto marca en buena parte las aspiraciones de la sociedad, está enmarcada en los privilegios de la juventud.
Una persona no joven en esta sociedad va perdiendo interés colectivo; la sabiduría reconocida ancestralmente en la vejes ha sido sustituida por la aparente información nueva, relevante, disruptiva: nuestros viejos, los cuales seremos algún día, son relegados.
Lo anterior de alguna manera pasa con los animales también. Admiramos la juventud en los animales; su vigorosidad o capacidades y energía. Pero ¿y qué hay de la belleza del paso del tiempo?
La fotógrafa Amanda Jones, consciente de todo lo anterior, desde hace 20 años ha retratado el paso del tiempo en la vida de distintos perros, y su trabajo ha sido documentado en el libro Dog Years: Faithful Friends Then & Now. Las fotos, silenciosamente, nos dan una linda lección sobre la superficialidad de nuestra época; en la que hemos perdido la capacidad de si quiera echarle un ojo a la belleza de la huella del tiempo…
Cooper: 2 y 10 años
Maddy: 5 y 10 años
Maddy y Ellie: 7 y 6 años; 14 y 13 años
Rufus: 6 meses y 13 años